Ante la amenaza de la desaparición de las abejas sobre la Tierra, los humanos tenemos que hacer algo y pronto.
es polinizadora de casi el 80% de todos los cultivos del mundo.
En muchos países del Primer Mundo, que cuentan con recursos para iniciar campañas, han ideado muchos proyectos y los están llevando a cabo, entre ellos, el de polinizar a mano, los cultivos y ayudar a las abejas en su trabajo.
Pero estas prácticas son muy costosas para nuestro paìs, que tan poca importancia le da al sector agrícola. Otro, han sido unas curiosas “bombas de semillas” en las que incrustan en una bola de lodo semillas y granos para que germinen.
En algunas partes de Estados Unidos, este proyecto lo llevan a cabo grupos ecologistas de ciclistas, que al pedalear, arrojan estas bolas de lodo con semillas en el trayecto de su paseo, para que germinen y en un tiempo, florezcan y ayuden a que la abeja tenga flores para polinizar.
¿Cómo podemos colaborar, en forma sencilla y con nuestros recursos desde nuestros hogares?
Comencemos por rechazar los alimentos que contengan plaguicidas y fumigantes.
Los plaguicidas ocasionan cáncer y un sin fin de enfermedades, comencemos a comprar a los productores orgánicos pequeños.
Vayamos a esos pequeños mercados orgánicos y compremos lechugas, tomates, zanahorias, papas, calabazas, cilantro, romero, perejil y todo aquello que necesitamos en nuestra comida diaria.
Escojamos lo saludable, aquello que no tiene venenos tóxicos que terminan en nuestros órganos vitales.
Cuidemos nuestra salud y la de nuestros seres queridos.
Con esto, colaboraremos a que cada vez menos esas grandes compañías surta sus venenos a la agricultura mundial.
Tenemos que volver al sendero de nuestros abuelos, que comían todo en forma natural, sin venenos ni conservadores de ninguna especie.
Hagámonos exigentes con lo que ingerimos y bebemos.
Nuestro cuerpo es un templo que merece respeto.
¡Seamos sembradores!
Pero una forma muy fácil que se me ha ocurrido, es convertirnos en sembradores de flores.
Así de fácil como se oye.
Sembradores que llevemos las semillas adonde quiera que vayamos. Si salimos de paseo, llevar nuestra bolsa de semillas de flores y esparcirlas en cualquier lugar, de preferencia, hacer un pequeño hoyo en la tierra y alli, poner nuestras semillas para que al primer cambio de estación, comiencen a florecer.
¡Imagínense la cantidad de flores que habría en el mundo si los humanos nos decidiéramos a sembrar una!
Sembremos semillas, plantemos árboles, hagámonos amigos de la naturaleza para que ella nos perdone todo el mal que le hemos hecho con nuestra inconsciencia.
¡Sembremos, sembremos!
¡para que las abejas sobrevivan y nosotros también!
Saludos afectuosos,
Tía Trini.